En cada institución, siempre hay personas cuya labor silenciosa pero esencial garantiza no solo el orden y la limpieza, sino también el bienestar de toda la comunidad. Hoy, desde el Museo Histórico Regional Municipal «Rubén Jesús Ferrer», homenajearon a una mujer ejemplar: Catalina «Catita» Correa, cuyo trabajo y compromiso dejaron una huella imborrable.
Una vida de servicio y compromiso
Madre de tres hijos, Catita Correa se desempeñó con dedicación como personal de servicio en la Escuela para Adultos N° 3 de nuestra ciudad. Su entrega y responsabilidad marcaron a generaciones de estudiantes y docentes, quienes recuerdan con gratitud su trabajo incansable.
Tras 41 años de servicio en la administración pública, Catita alcanzó su merecida jubilación, pero su labor no se limitó solo a sus tareas diarias. Con un fuerte espíritu de lucha y representación, fue delegada gremial, defendiendo los derechos de sus colegas porteros, y también ocupó un cargo en la Comisión Directiva de la U.P.C.P, gremio que representa a los empleados públicos de la provincia.
El estudio como meta personal para Catita, el aprendizaje nunca tuvo fecha de vencimiento. A los 60 años, decidió culminar sus estudios secundarios, demostrando que el deseo de superación no tiene edad. Su prioridad siempre fueron sus hijos, pero una vez que ellos lograron sus objetivos académicos, fue su turno de cumplir ese sueño personal.
Un llamado a reconocer a quienes nos cuidan
En esta oportunidad, queremos invitar a la comunidad a reflexionar y reconocer a esas personas que, con esfuerzo y dedicación, hacen de nuestras instituciones un espacio mejor. ¿Conoces a alguien que haya dejado una huella imborrable en tu escuela o lugar de trabajo? ¡Compartamos sus historias y valoremos su labor!
Desde el Museo Histórico Regional Municipal «Jesús Ferrer», celebramos a Catalina «Catita» Correa, ejemplo de compromiso, lucha y perseverancia. Su historia es inspiración para todos nosotros.
Con información del Museo Histórico Municipal