El tremendo desahogo del equipo argentino fue equivalente al enorme sufrimiento que le significó esta qualifiers de Copa Davis. Es que debió dejar hasta la última gota de angustia en la cancha del Jockey Club para que Rosario bendiciera a Argentina con la clasificación al grupo Mundial de setiembre, después de tres tremendos partidos, interminables y que Sebastián Báez definió por un 6/4, 3/6 y 7/6 (6) en un infartante tie break donde además debió levantar dos match point. El favoritismo local no se correspondió con lo que se vio en los dos días de competencia, donde Kazajistán lo puso en aprietos, aún con jugadores que como Dmitry Popko disputaron tres encuentros en dos días de calor agobiante. Fue festejo, tremendo y el pasaje a la disputa por la Ensaladera de Plata. Objetivo cumplido.
«No lo traten de entender, como dice la canción», dijo un tranquilo Báez, nacido en Billinghurst e hijo de un veterano de Malvinas, después del tremendo festejo de todo el plantel argentino. «Siempre pensé que la oportunidad estaba en la siguiente bola y le agradezco enormemente a toda la gente que se la aguantó a pesar del calo. Fue un fin de semana inolvidable».
«Es una linda victoria, no sobredimensiono ni achico el valor de cada partido. Todo el equipo hizo un gran esfuerzo y puso lo que tenía. Estoy contento de haber puesto mi granito de arena». Enorme, por cierto.
«Se había complicado todo. Desde el dobles, pero siempre los chicos tuvieron una gran actitud. Estaba claro que la presión la teníamos nosotros y estoy orgulloso además de cómo se comportaron en la cancha, sin faltarle el respeto a nadie. Esto es para todos los que rodearon esto, para que saliera todo bien acá en Rosario, como a los que hicieron un esfuerzo enorme para comprar su entrada. Todo salió redondo», dijo a su vez muy feliz el conductor del equipo nacional, Guillermo Coria.
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