Gustavo Martínez se dio el gusto: su caudal fue un factor determinante para la suerte de Zdero y la de Capitanich

Sep 18, 2023

El día después de las elecciones para elegir gobernador permite una lectura de los números finos que habilita interpretaciones interesantes. Una de ellas es que al peronismo su división previa a las PASO de junio le costó muy cara. Viendo las cifras del escrutinio, queda claro que el caudal de Gustavo Martínez le hubiera permitido a Jorge Capitanich seguir cuatro años más en el poder, de no haber ocurrido la ruptura entre ambos.

El intendente peronista de Resistencia, como se sabe, se decidió a participar de los comicios con una boleta propia, separada del Frente Chaqueño, cuando Capitanich se negó a ceder a las pretensiones de Martínez, que deseaba lugares clave entre las candidaturas del oficialismo, que aparentemente incluían hasta el segundo lugar en la fórmula para gobernador y vice, además de espacios en la nómina de aspirantes a la Legislatura.

DEL OPTIMISMO A LA REALIDAD
En el coquismo se celebró la falta de acuerdo entre el gobernador y el intendente. Ambos espacios nunca se llevaron bien, ni en los tiempos de mayor fulgor de la alianza entre ambos. En el entorno de Capitanich se alentaba el divorcio político. Consiredaban que el gobernador estaba en condiciones de obtener su cuarto mandato sin necesidad de cerrar trato con GM. Y razonaban que, siendo así, arreglar con Martínez era pagar demasiado por algo que no necesitaban.

Gustavo Martínez acabó teniendo un rol clave en las definiciones del domingo.
Eran los meses en los que el gobierno estimaba que los compromisos electorales de este año se iban a sortear con relativa facilidad. Se admitía que la situación económica y social no era para nada floreciente y eso impactaba en una buena parte de la ciudadanía, pero se tenía por seguro que Capitanich igual ganaría por poder exhibir un voluminoso listado de obras públicas realizadas en sus tres administraciones, porque se creía que los intendentes (el PJ maneja más del 80% de ellos) iban a traccionar en todas partes y porque se especulaba con que el radicalismo, dividido entre dos candidatos, iba a resolver su interna debilitado.

Los resultados de ayer demostraron que nada de todo eso alcanzó, seguramente porque aquellos cálculos eran demasiado optimistas (por ejemplo, en cuanto a la manera de los electores de procesar la grave crisis económica) y porque en medio de la campaña estalló el caso Cecilia, que además de sus detalles aberrantes expuso un costado turbio de los vínculos políticos y financieros entre la administración y ciertas organizaciones piqueteras.

LOS NÚMEROS
Ayer, los números finales de la votación chaqueña permiten una primera lectura automática, basada estrictamente en un criterio matemático (que casi nunca se puede aplicar a pie juntillas en el terreno político, pero que de todos modos puede habilitar un nivel de análisis), que dicta una sentencia sencilla y contundente: si los votos que Gustavo Martínez obtuvo con su candidatura hubieran ido a la boleta de Capitanich, el gobernador hubiera festejado una victoria en primera vuelta en lugar de tener que salir antes de las diez de la noche a reconocer su derrota.

Para eso hay que recordar que ayer Leandro Zdero logró el 46,1% de los votos, Capitanich el 41,7 y Martínez exactamente 5. Es decir que si el caudal del candidato de la CER se hubiera traspasado entero a la postulación del actual gobernador, éste hubiera vencido al aspirante de Juntos por el Cambio por una agónica diferencia de escasas décimas porcentuales.

Como se djo antes en este mismo texto, en político no siempre uno más uno es dos. Pero es seguro que anoche, más allá de la caída de caudal que su espacio tuvo con respecto a las primarias de junio, Gustavo Martínez debe haber sonreído con la satisfacción de que a Capitanich aquel «no» de meses atrás le terminó costando lo que más quería y un inmenso interrogante sobre el destino de su carrera política.

// diarionorte