Muchos de quienes estuvieron ese primer día en que Mocoví se puso al aire, continúan en relación con el medio, como es el caso de Alegre o de Ricardo Álvarez, uno de los primeros operadores, que tras jubilarse sigue formando parte de la radio.
Alegre recuerda ese día como si fuera hoy. Aquel 7 de julio de 1973 llovió desde temprano y la calle Güemes era un lodazal -pues era de tierra, ya que no había un metro de asfalto en Charata-, dificultando el paso de una multitud que no quería perderse aquel hecho histórico: la inauguración de una emisora de radio.
Primera transmisión de la radio. Isabel y Alfredo Alegre pusieron las voces para el inicio de Mocoví.
Pocas ciudades tenían el privilegio de tener una. Precisamente en el Chaco fue la tercera, después de Radio Chaco en Resistencia y Radio Sáenz Peña.
Enseguida el brilloso piso de la emisora, cuyo lustre le llevó horas el día anterior a «Parque» Campos, se llenó de barro, pero a nadie le importaba, venían de toda la región a ver a los locutores. A todos se los dejó ingresar para ver en vivo y en directo una audición; muchos, por primera vez en sus vidas.
El primer programa lo realizamos con Isabel Alegre, «Abramos la tranquera»: periodístico musical con noticias del agro. Comenzó a las seis de la mañana y se prolongaba hasta las ocho.
La pequeña mesa de locución en ese momento nos pareció un enorme escenario que captaba la atención de miles de oyentes con los que no podíamos interactuar como ahora, no había teléfono y menos Internet. Conseguir una línea de teléfono costó casi un año entero después desde la inauguración.
El primer móvil de la radio recorrió gran parte del territorio, mayormente por transmisiones deportivas.
Nos llamaban al almacén de Ramos Generales de don Enrique Garro. Casi siempre corría yo esos cien metros para ir a atender un aparato a manivela (tenía 17 años), era el que además de la locución les hacía los mandados a mis colegas, cigarrillos, remedios, entre otras cosas.
Nos pedían saluditos y temas musicales, que después se realizaron desde todos los pueblos vecinos por correo postal, no había otra forma de pedir que se dedicara un tema.
Por supuesto, desde que lo escribía el oyente tardaba una semana en llegar a la radio, con sus respectivas estampillas. Antes de la inauguración, el doctor Tratis Ramón Politis contrató a un experto en programación y locución que vino desde Buenos Aires y seis meses antes nos capacitaba en una vieja casona al lado de la actual Clínica Guliani.
Mientras, se construía el nuevo edificio que albergaría a la emisora. En el viejo grabadores «Geloso» de cinta ensayábamos una locutora y un locutor con un operador, hacíamos programas y leíamos tandas publicitarias.
«Para ablandar la lengua» decíamos. Lo cierto es que aquel instructor nos enseñaba a ser ágiles en la lectura y corregir las imperfecciones, que hizo que la emisora tenga un perfil y una impronta pocas veces escuchadas en otras emisoras del momento que eran más solemnes. Desenfado fue la clave, y así la bautizamos como la «Emisora Joven».
Desde el vamos teníamos un móvil, una camioneta Dodge nueva, y el primer reportaje al aire lo hice desde una cancha de fútbol, en el Club Libertad a un jugador de Atlético Charata, Mauricio Moya, quien luego milito en Sarmiento de Resistencia.
Era el 5 de Julio de 1973. Ya que hablamos de deportes, la primera transmisión de exteriores de automovilismo fue una carrera de Anexo J, en Machagai, con un B.L.U. Miguel Ángel Rivero, «Riverito», el operador, subió a unos eucaliptos para tirar un cable de bronce entre dos especias.
Salió muy bien parece, porque cuando llegamos a Charata, una enorme caravana de vehículos nos esperaban al costado de la ruta para acompañarnos hasta la radio. Es que habíamos transmitido desde «tan lejos». Era una locura, desde cien kilómetros.
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