La situación de las calles en Villa Ángela es alarmante. Tras algunas lluvias aisladas, lejos de mejorar, muchas arterias de la ciudad se han vuelto prácticamente intransitables. El deterioro es evidente y las quejas vecinales se multiplican, mientras desde el Ejecutivo Municipal las respuestas son escasas o nulas.
Vecinos señalan que las últimas intervenciones de las maquinarias municipales, lejos de mejorar el estado de las calles, agravaron el problema. En varios sectores donde había escombros o algo de ripio que permitía circular, las máquinas pasaron y se llevaron todo. “Donde antes se podía pasar, ahora es un barrial. Lo poco que había, lo sacaron”, relatan indignados.
Hasta hace pocos días, desde el municipio se hablaba de disponibilidad económica. Sin embargo, recientemente el propio intendente reconoció que la coparticipación nacional ha disminuido y que los fondos que llegan a Villa Ángela no alcanzan. La contradicción entre estos discursos genera aún más malestar en la ciudadanía, que siente que la situación no tiene rumbo.
Más allá de las explicaciones económicas, los vecinos exigen soluciones concretas. “Queremos que nos digan qué van a hacer. No podemos seguir viviendo entre el barro y el abandono. Acá no se ve planificación ni mantenimiento, sólo parches y excusas”, expresó un frentista.
La falta de mantenimiento vial, sumada a la ausencia de comunicación clara por parte del Ejecutivo, alimenta una creciente sensación de desamparo. Mientras tanto, la realidad en los barrios habla por sí sola: calles rotas, barro, agua estancada y una ciudad que parece haber quedado sin rumbo.