Una historia de amor, esperanza y lucha conmovió a Villa Ángela. Ciro, un perrito que vivía en la calle, fue atropellado por un vehículo y quedó gravemente herido.
Fracturas en la pata delantera, caderas y hasta en la columna ponían en duda su recuperación. Algunos pensaban que la eutanasia era la única salida. Pero no se dieron por vencidos.
El caso fue difundido por Los Perros de Grace, pero quien se convirtió en su ángel guardián fue Estela Indra, una docente que lo cuidó con una dedicación ejemplar.
A pesar de las adversidades, Estela apostó a la vida, y no estuvo sola: el médico veterinario Alejandro Jacquemin tomó el caso con profesionalismo y compromiso.
«Cuando lo vi por primera vez, estaba postrado, no se podía mover. Había varias fracturas, y la cirugía inicial de su manito no funcionó. Se arrastraba y terminó infectándose, tuvimos que amputarla», cuenta Jacquemin. Pero eso no fue todo. Ciro tenía otra fractura compleja en la zona posterior, y una cirugía de alto riesgo era la única opción. «Le dije a Estela que podía salir bien o no pasar nada. Ella confió en mí. Lo operamos… y hoy camina», relata emocionado el veterinario.
La última operación fue el 30 de abril, y desde entonces Ciro mostró una recuperación sorprendente. «Estela fue clave. Ella lo levantaba, lo masajeaba, lo movía. Fue paciente, muy paciente», agrega Jacquemin.
Hoy, Ciro camina con sus tres patas. Tiene limitaciones, sí, pero también tiene algo que muchos no tienen: una historia de lucha, segundas oportunidades y un futuro lleno de cariño.
De estar al borde de la eutanasia a volver a caminar. Ciro es un ejemplo de que nunca hay que bajar los brazos.
Gracias al amor de Estela, la entrega de las chicas de Grace y el trabajo del Dr. Jacquemin, hoy Ciro tiene una nueva vida. Una historia que merece ser contada y celebrada.
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