Villa Ángela vivió una nueva edición de la elección de sus embajadoras culturales, una instancia que debería ser de celebración y orgullo. Sin embargo, esta vez no se habló del talento, la dedicación o la vocación cultural de las participantes. El centro de la escena lo ocuparon los ramos de flores… de goma eva, advirtieron algunos de los presentes que escribieron a nuestra redacción.
Sí, leyó bien. Las nuevas embajadoras culturales recibieron ramos artificiales, de goma eva, en lugar de las tradicionales flores naturales. Un detalle que no pasó desapercibido y que genera indignación entre quienes aún creen en el valor simbólico y estético de la cultura.
Este gesto, aunque aparentemente menor, refleja una situación más profunda: el progresivo vaciamiento de las políticas culturales en la ciudad. Lo advirtió hace tiempo el excoordinador de Cultura, quien en declaraciones a Villa Ángela Hoy explicó los motivos de su renuncia: «Nunca hay presupuesto para actividades culturales, están matando el reinado». Y una vez más, sus palabras se confirman.
¿Tanto puede costar un ramo de flores naturales? ¿Es realmente necesario llegar a este nivel de austeridad para una actividad que representa la identidad, el trabajo y el esfuerzo de nuestras jóvenes? ¿O es simplemente una muestra más del desinterés institucional por todo lo que tenga que ver con la cultura?
La cultura se defiende con gestos, con inversión, con presencia. Y también con símbolos. Entregar flores de plástico a nuestras representantes culturales es un símbolo triste. Es el símbolo de una cultura olvidada, relegada, convertida en un ítem de segundo plano dentro de la gestión municipal.
Una comunidad sin cultura es una comunidad sin alma. Y cuando se mata la cultura, aunque sea con un ramo de goma eva, se está matando también el orgullo de ser villangelense.
Vergüenza. Eso es lo que muchos y muchas sintieron al ver esa escena. Y no por las chicas —quienes merecen todo el respeto—, sino por una gestión que sigue eligiendo el camino de la indiferencia.